Todos tenemos un secreto guardado bajo llave en el ático del alma. ("Marina", Carlos Ruiz Zafón).


domingo, 25 de abril de 2010

OJOS

Anoche me acosté pensando en algo: los ojos.

Los ojos son la parte más débil de nuestro cuerpo, sin duda. Y son débiles desde varios puntos de vista (...): son sensibles y enfermizos, no son resistentes a nada que pueda caerles, ni líquidos ni sólidos, ni al viento... Sus enfermedades son raras de curar, las más comunes ni se curan, simplemente se intentan paliar o remediar. Eso sí, bien guapos que estamos algunos con gafas (sí, me incluyo, qué pasa!), pero no es siempre cómodo.

Pero hoy no me preocupa esa debilidad de los ojos, me preocupa otra: nuestros ojos, nuestra mirada, son el espejo del alma. Podemos vivir una situación que nos haga temblar de miedo, o temblar de vértigo, incluso de placer. Si nos esmeramos podemos evitar que nuestro cuerpo tiemble, callar nuestras emociones y que otros no la percaten...a no ser que nos miren a los ojos. Que alguien me corrija si me equivoco, pero excepto honrosas excepciones de miradas frías, heladas, que no transmiten ni un sólo sentimiento nunca, el resto de humanos decimos con la mirada gran parte de las cosas que no somos capaces de transmitir con palabras ni acciones.

Me da miedo. Me da miedo querer decirte algo y a sabiendas que no debo decírtelo, que no te lo diré ni en persona, ni por teléfono, ni por escrito, ni siquiera en este post, que cuando me mires se me escape por los ojos todo lo que pasa por mi cuerpo en ese instante y que preferiría callar. O peor, que veas como retiro la mirada, y entonces sabrás que escondo algo, que tengo algo que decir y no lo voy  a hacer, y entonces será peor. Querrás saberlo con todas sus consecuencias. Y peor aún, no vendrás a preguntármelo, me mirarás y me presionarás para que te lo cuente, tus ojos amenazantes no se despegarán de los míos hasta obtener esa mirada reveladora, que te dirá si estoy enfadada, nerviosa, eufórica, intrigada, desesperada...

Creo que esta enfermedad de la vista también necesita tratamientos paliativos: a partir de ahora, gafas de sol.


1 comentario:

Nando dijo...

Yo me considero un buen actor. Puedo pensar una cosa, y mostrar otra. Pero es lo que tú dices, si te miran a los ojos no hay pose que valga.

Yo tenía una profesora que llevaba gafas de sol hasta para estar en clase. Parecía Trinity :)

Sigue pensando en cosas cotidianas; molan mucho tus análisis.