A las 6.40 estaba en pie. Joder dormí 5 horas de mierda, pero me levanté bien. Tomé la precaución de tomar algo de café antes de salir, para no quedarme dormida conduciendo…a veces pienso que si lo del café será psicológico, pero como me funciona, me da igual si lo es o no.
Hoy no he parado en el curro, había mil cosas que hacer, y cuando no había terminado una ya tenía otra…pero al menos ha salido todo bien. Recompensan esos días en el que lo que haces sale bien y te sientes realizada. Debe ser por esas cosas por las que no me cuesta levantarme después de 5 horas de sueño.
Recibí como 4 correos de Néstor, se nota que tiene pocas ganas de currar, pero mira, nos echamos unas risas con las batallitas que me cuenta. Y de siempre me ha gustado eso de abrir por la mañana el mail y tener algo que no sea de trabajo, un deseo de buenos días que te pone la sonrisa en la cara para empezar. Y así ha sido el primer correo de la mañana.
Cuando llegué a casa era tan tarde que apenas tuve tiempo a comer y sentarme un poco en la tele. Me lo podía haber ahorrado, últimamente no ponen nada decente nunca, pero yo que sé, eso de arrepollinarme en el sofá un rato me gusta, sobretodo porque al final veo la tele con las gafas quitadas…maldita la atención que le estoy poniendo, pero es mi forma de descansar. Y me funciona.
Esta tarde la cagué. Y hasta el fondo. No supe ver que Javi se estaba agobiando con el examen de mañana, pero le falta tiempo para recuperar lo que ha perdido y con el examen tan cerca…Tenía que haberme dado cuenta de que lo peor era continuar con la clase. Esperemos que la noche sea lo suficientemente larga como para que se le pase la frustración, y mañana se sienta conforme con lo que rinda en el examen.
Acabo de llegar a casa, hace media hora. Te busco para contarte mi día, para compartir contigo cada momento, tanto aquellos buenos que me motivan y me hacen feliz, como aquellos no tan buenos que me enseñan algo más. Pero no estás. Tampoco estabas cuando me dieron la noticia de lo del nuevo curro y quise llamarte en ese momento y compartirlo contigo, ni cuando me sentía fatal por la discusión con mi hermana y necesitaba consuelo. No has estado nunca. Y no sé que he hecho o que hago mal para que sea así.
A veces pienso que no te necesito, pero otras es inevitable darme cuenta que no es así. Hay gente que por naturaleza son libres, que no necesitan un punto de referencia, o ellos mismos son su propia referencia. Yo soy de las que lo necesita, ese sitio al que al final vuelves, esa persona con la que compartes mucho, y que pase lo que pase, tiene un abrazo cálido que te reconforta y te hace coger aire.
Será lo que dicen algunos sabios, que hay que tener el gen del cazador. Yo no lo tengo, y cuando salgo voy a pasarlo bien (y creo que mi primo es también de esos), así que tocará esperar a que aparezcas y seas tú el que me divise, apunte y dispare (y acierte).
